Akatsaki

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viernes, 14 de octubre de 2011

Una pesadilla que se sintió muy real

Salí de una casa de una amiga, me tope con dos lindos y simpáticos niños que me sonrieron.
Una niña y un niño: la niña mayor que el niño. De cabello rubio atado en una coleta alta, de ojos claros, al igual que su piel. El niño es un poco más obscuro casi moreno, de cabello negro y ojos obscuros.
La niña dijo mi nombre; a forma de saludo, les sonreí a ambos y cruce la calle.
Iba caminando despacio ya por la otra banqueta de la calle, cuando vi aparecer un Yetta de color negro, un modelo no tan viejo, casi reciente: por la calle de arriba, viene a una velocidad algo rápida más de la que debe ser para pasar por una calle llena de casas al rededor. Decido empezar a cruzar la calle.
Paso por un lado del auto y el hombre gordo, moreno, de cabello negro y barba de candado, ojos café obscuro me sonríe sádico y veo en sus ojos como disfruta lo que me va a hacer… Darme caza como a un animal, y como hacen los animales; me pongo a la expectativa y espera.
De un momento a otro ese deplorable ser saca una pistola chica casi puedo asegurar que es una arma que recuerdo haber leído y escuchado ya con anterioridad. Observó como me empieza a apuntar; pero para ese entonces yo ya estaba corriendo al otro lado de la calle; en la que si hay carros para refugiarse.
Gracias a Dios que el carro llego de arriba, si no, y estaría muerta.
La primera bala disparada, la segunda y tercera. Siento perfectamente y palpo la muerte, tengo miedo, pero no es a morir.
Acelera para adelante y da reversa para tenerme a mejor alcance. Me escondo en frente de mi casa, entre un carro que no había visto antes. Lo escucho acercarse, comienza a disparar de nuevo y le da al carro en el que estoy escondida, escucho salir de su horrenda boca:
¡Algo para todas las mujeres! en cuanto escuche su asquerosa y gruesa voz me dio un escalofrío, no puedo creer que existan seres tan repugnantes como esos.
Veo de reojo para atrás ya que se tarda en dar reversa y tenerme en una mejor visión. Dijo algo más pero no le entendí en está ocasión.
Veo las dos puertas de mi casa cerradas, me quejo y blasfemo en mi mente.
Veo la casa de a lado, la de mi lado izquierdo; veo su puerta del portón abierta, tentador; pero no soy tonta como para entrar; me mataría mucho más fácilmente, además de que viven una mujer y un niño hay la mujer no vale mucho la pena; ya que es de lo peor, pero el niño ya es otro punto y a parte.
Veo ahora mi lado derecho y veo que también me protege la camioneta de mi amiga de la infancia Itzayana le agradecí a Dios también eso. El deplorable ser paso por el mismo lugar que estoy viendo si las balas no me alcanzan es por qué; estoy acostada boca abajo, entre la calle y la banqueta.
De repente escucho voces, pienso que es mi madre que ya se entero de algo por tanto ruido, pero para mi sorpresa es mi hermana menor: Jenni, la que abre ambas puertas veo de reojo a mi perseguidor y depredador. Sin pensarlo dos veces: me abalanzo sobre mi hermana y la tiro al suelo; le ordeno que se quede en el suelo y se valla adentro de la casa aguachada.
Tomo la puerta de la calle que es de color café con adornos rojos y de barrotes fuertes; con mi mano derecha y con la izquierda cierro con la llave que mi hermana dejo hay.
Aún puedo sentir la muerte y… Despierto de mi pesadilla…
Malditos maldigo a todas esas criaturas que se dedican a hacer el mal, por qué desde el momento en que matan… “Dejan de ser seres humanos y pasan a hacer viles y sucios demonios: ya que ni los animales matan por gusto”.
Es triste pero si que existen estas personas que se dedican solo a hacer el mal a la gente… uno de sus nombres más conocidos es “sicario”.
En mi ciudad natal; todos los días y noches hay muertes provocadas por estos seres demoniacos: que dedican sus asesinatos a la según ellos “santa muerte”; y de santa no tiene nada. Esta ciudad que tanto me gusta se esta hundiendo en la perdición… cosa que me entristece en lo más profundo de mi ser.
Tengo mucha fe, pero esto ya es insólito y no es para nada fácil seguir viviendo con sirenas tanto de ambulancias, federales, etcétera a cada rato, ver las noticias y no ver más que muertos y más muertos.
Pero bueno… me toco vivir aquí y no me queda de otra más que seguir adelante… “ya he ganado muchas batallas, pronto ganaré la guerra: primeramente Dios, puesto que hasta el día de hoy no me a abandonado”.

P.D Está pesadilla fue completamente real, de verdad la tuve; no me la inventé, la tuve, y para mi desgracia… se sintió demasiado real.

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